En un mundo desencantado de los líderes políticos, se apreció el liderazgo de un pequeño gato, de pelaje naranja y mirada profunda. Su nombre era Stubbs y, según cuentan las leyendas en medios digitales, ascendió al poder cuando solamente tenía un año de edad y ¡lo conservó por 20 años!
Se trata de una historia que suena a fantasía pura y, en honor a la verdad, lo es. Es una maravillosa invención que, a fuerza de ser repetida y viralizada, se convirtió en una fabulosa leyenda que merece ser investigada y contada a partir de los hechos.
Los artículos que se encuentran en Internet sitúan la historia en el poblado Talkeetna, ubicado en Alaska. Se trata de un poblado de aproximadamente mil personas, ubicado a las orillas de la cima más alta de América del Norte: el Monte Mckinley.
Los reportes afirman que, en 1998, tras atravesar una crisis ocasionada por una pésima administración pública, lo lugareños encontraron la guía que buscaban en un pequeño felino de ojos verdes, rescatado de la calle, que carecía de cola, pero tenía mucho carisma.
Quien adoptó al gato fue Lauri Stec, dueña del negocio local llamado Nagley’s General Store, fundado en 1921. Al ser un poblado pequeño, la comunidad rápidamente se familiarizó con Stubbs.
Aquí vale la pena señalar que Talkeetna estaba catalogada como un distrito histórico y no como un pueblo, por lo que no tiene la capacidad de autogestionarse y depende de una administración superior. Por eso, a manera de protesta, se decidió elegir como alcalde a Stubbs.
Conforme la historia se fue haciendo conocida, la fama del gato-alcalde creció rápidamente, volviéndose una celebridad local, llegando a aparecer hasta en souvenirs para turistas.
Durante su mandato, Stubss dio diversas entrevistas para televisión y sobrevivió diversos desafortunados incidentes (como el ataque de un perro). Hace 3 años, Stubbs falleció a los 20 años y 3 meses, dejando una sorprendente historia como legado.
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